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01/03/02 - 876

El laudo lechero es una burla al productor


Frente a la fijación de precios mínimos por parte del Gobierno para la leche que entregan los productores a la industria y que constituye una burla frente a las necesidades y esperanzas del sector, la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) considera conveniente ampliar las razones del rechazo a los valores establecidos, como así también explicar la improcedencia de nuevos incrementos que los industriales y los supermercadistas pretenden realizar en los precios de venta al público.

 

  1. Los precios mínimos fijados por las Secretarías de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos y de la Competencia y de Defensa del Consumidor son equivalentes a los del otoño de 2001 y resultan insuficientes porque no compensan la grave situación de quebranto de la producción sufrida en los últimos tres años, agravada ahora por el aumento de sus insumos básicos como resultado de la devaluación de nuestra moneda y del aumento real en dólares que están aplicando muchas empresas proveedoras, fundamentalmente las de agroquímicos y semillas.
  2. Los 24 centavos por litro que reclama la producción para las entregas de leche de calidad en marzo próximo son similares o inferiores al valor corriente que la industria abonaba en 1998 por leche de calidad, cuando el precio de venta al público no superaba los 75 centavos por litro
  3. Las fechas de pago al productor se habían extendido hasta 90 y 120 días para precios que habían caído a una franja de entre 12 y 14 centavos por litro. Ambos factores fueron los motores de la caída de la producción, que en dos años pasó de 10.350 a poco más de 8.500 millones de litros anuales y continuará en acelerado descenso si no se pone un freno definitivo a la crisis tambera.
  4. De no solucionarse esta situación, a muy corto plazo la Argentina enfrentará un serio problema de desabastecimiento de leche, que no podrá ser solucionado ni siquiera con la importación porque no existe crédito externo tras la cesación de pagos internacionales declarada por el país, y porque los precios de la leche en polvo importada no serán inferiores a los 0,50 centavos por litro de leche reconstituida.
  5. Se advierte que el problema del precio al productor se originó en el irracional sistema de fijación del mismo, ya que éste se encuentra en manos de la industria, sin ninguna participación del productor. Esto ha determinado que se produzca un desequilibrio que necesariamente debe ser resuelto por el Estado, ya que de ninguna manera se puede consentir que una de las partes ejerza una posición dominante.
  6. Con la pesificación se licuaron las deudas de las industrias lecheras, que a ello suman el beneficio de una devaluación que las debería tornar sumamente competitivas en el mundo como para realizar lo que cuando pudieron no hicieron: una agresiva búsqueda de nuevos mercados.
  7. Debe apuntarse que en 1998, durante la convertibilidad, las industrias pagaban entre 21 y 25 centavos de peso o dólar, mientras que hoy, con la devaluación, los 8 a 14 centavos de peso que abonan equivalen a entre 4 y 7 centavos de dólar. Aún los 24 centavos de peso que reclaman los tamberos representan sólo 12 centavos de la moneda norteamericana, lo que equivale a la mitad de lo que percibían hace tres años y mucho menos de los aproximadamente 30 a 40 centavos por litro que se abonan como mínimo a los productores de otras naciones que tienen precios de góndola similares a los vigentes hoy en la Argentina.
  8. Según datos de la Coordinadora de Entidades Mercantiles Empresarias difundidos en los medios del 27 del actual, los lácteos encabezan la lista de aumentos de los productos básicos con un alza del 27,9% sobre los valores de diciembre. No obstante ello, el productor no captó ni un céntimo de ese incremento y frente a sus demandas los industriales y los supermercadistas se resisten con la amenaza de trasladarles a los consumidores un 20% de alza adicional.
  9. En las recientes y fracasadas negociaciones con la industria se percibió la preocupación de ese sector por el aumento en los precios de los envases que usan. En un momento de crisis como el actual, con la mitad de la población en el límite de pobreza y cuando desde el resto del mundo nos envían ayuda alimentaria, es un despropósito que la industria siga preocupándose por un packaging que sólo pueden pagar minorías selectas mientras deja caer al sector que la provee de su insumo principal, la leche, sin el cual sus fábricas terminarán desapareciendo y con ellas miles de puestos de trabajo. Se agudizará así el problema social ya generado por los despidos derivados del cierre masivo de explotaciones productoras de leche, lo que dará lugar a la demanda de mayor cantidad de planes trabajar y se contrapone con las hasta ahora declaradas intenciones del Gobierno de crear nuevas y genuinas fuentes de ocupación.
  10. Un punto que debe tenerse en cuenta para evaluar la importancia de la lechería nacional no sólo como aportante de un alimento fundamental sino como elemento muy significativo de la economía es que la actividad láctea, en conjunto, factura en total lo mismo que la industria automotriz y ocupa a 100.000 personas.

 

Estos y muchos otros argumentos amparan el reclamo de los productores que representamos.

 

CARBAP manifiesta su disposición a continuar el diálogo con el sector industrial en la búsqueda de un sistema de precios participativos al productor sobre el valor de góndola, tal como existe en otros países y con parecidos niveles de retribución. Asimismo, pide a los gobernadores y a los ministros de Agricultura y Ganadería de las provincias que una vez alcanzado dicho acuerdo lo homologuen, junto con la Nación, para que sus cláusulas sean de aplicación en todo el territorio nacional.

 

Buenos Aires, Marzo 1 de 2002.


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