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30/07/02 - 899

Por qué sube la carne


El aumento del precio de la carne llegó finalmente a los mostradores de supermercados y carnicerías. Lo hizo con bastante retraso respecto de la mayor parte de los alimentos o de otros productos y servicios que consume la población, y en menor medida que la mayoría de ellos.

 

La suba no forma parte de ninguna maniobra especulativa de los productores sino del reacomodamiento obligado de los valores a partir de la devaluación. Si bien la carne es un producto típicamente nacional, el proceso de producción no es consecuencia de la "gracia de Dios" sino el resultado de un largo proceso del que forman parte insumos cuyos precios están prácticamente dolarizados, tal como ocurre con el gasoil, los fertilizantes y las semillas necesarias para implantar las pasturas o adquirir otros insumos.

 

El atraso en consumarse la suba de la carne en el mostrador responde a numerosos factores. Entre ellos:

 

  1. La venta de haciendas con destino a faena para pasar los campos a la actividad agrícola, cuyos precios están dolarizados y son fijados por el mercado internacional.
  2. La liquidación o disminución de stocks por parte de los productores para saldar deudas bancarias y comerciales que los amenazaban con la ejecución judicial de sus tierras.
  3. El período invernal que disminuye la producción de pastos y en consecuencia la receptividad ganadera, a lo que se suman vastas extensiones hoy improductivas como consecuencia de las inundaciones.
  4. Una sensible disminución de la suplementación de los animales con granos, ya que es más conveniente venderlos para exportación que transformarlos en carne. Este proceso de dolarización de los granos ha desembocado en un pronunciado cierre de feed lots que aceleraban el proceso de engorde y mantenían una fluidez en el abastecimiento a los mercados.
  5. Retención de animales para darles más kilos y con ello llegar a animales tipo exportación, que rinden mejores precios y favorecen la reposición.

 

A todos estos factores debe agregarse la reapertura de nuevos mercados externos para las carnes, que no sólo han permitido la recuperación de más de 6000 puestos de trabajo genuino en la industria frigorífica sino que han devuelto a este sector capacidad para competir nuevamente con el consumo interno en la formación de los precios ganaderos.

 

Si bien el precio de la carne ha aumentado, el novillo de 400/420 kilogramos se cotiza hoy a 54 centavos de dólar por kilogramo, es decir, un 36% por debajo de los 85 centavos de dólar que como promedio de esa categoría se registró en diciembre, antes de la devaluación.

 

La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) lamenta el impacto que esta suba de los precios produce en los castigados bolsillos de los consumidores en las actuales circunstancias.

 

No está al alcance de nuestra entidad resolver los problemas de la economía nacional y las propuestas que en algún momentos efectuamos para aportar soluciones, aunque fuese en lo sectorial, fueron desestimadas o archivadas en los cajones de los despachos oficiales.

 

El problema del precio de la carne no se resolverá por medidas oficiales que tiendan a regularlo sino por la generación de empleo y de recursos económicos que mejoren la capacidad adquisitiva de los consumidores.

 

Pretender aplicar medidas sobre los precios ganaderos frenaría la expansión del sector, desde hace años estancado en los 50 millones de cabezas, generaría un nuevo desaliento que llevaría a una contracción de los rodeos con una nueva declinación de las exportaciones con pérdida de divisas y puestos de trabajos y mermaría el volumen de oferta para el consumo de la población, lo que terminaría produciendo un nuevo ciclo de alza de los precios.

 

Buenos Aires, Julio 30 de 2002.


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