CARBAP se opone a la privatización del BNA

El compromiso del Gobierno con el Fondo Monetario Internacional de avanzar en la privatización del Banco de la Nación Argentina merece el más absoluto rechazo de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP).

Cualquier tipo de apertura de la institución crediticia oficial a favor del capital privado traerá consecuencias irreparables sobre la función de promoción a las actividades productivas que se le asignó desde su creación.

El campo y la industria se desarrollaron y crecieron con el apoyo del Banco de la Nación Argentina, que en los últimos años desempeñó un rol fundamental en el financiamiento del profundo proceso de modernización en el que se vieron involucrados a partir de la desregulación económica.

La agropecuaria es una actividad de riesgo sometida a los caprichos del clima y de la evolución de los precios en los mercados internacionales. Los pequeños y medianos productores, que no tienen acceso al financiamiento internacional y deben enfrentar duras exigencias de parte de los bancos privados locales, además de altas tasas, encuentran en el Banco de la Nación Argentina uno de los pocos instrumentos de financiamiento accesibles a la dimensión de sus explotaciones.

La institución en cuya privatización se pretende avanzar lideró el apoyo concreto a los productores inundados y fue la única que no elevó las tasas de las refinanciaciones y que en medio de la actual profunda crisis económica y financiera internacional que se inició en Asia continuó apoyando con sus créditos a las Pymes.

A pesar de su función de promoción, el Banco de la Nación Argentina no es una entidad deficitaria. Por el contrario, da ganancias y estatutariamente aporta todos los años parte de las mismas a las arcas del Estado.

CARBAP reclama una mayor eficiencia y desburocratización del Banco de la Nación Argentina, pero entiende que la privatización total o parcial de esa institución constituye un paso más en el camino de la concentración del poder económico y financiero, lo que dará lugar a mayores restricciones crediticias para los pequeños y medianos productores, a los que de a poco se va condenando a su definitiva desaparición.

Buenos Aires, Diciembre 15 de 1998.