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12/01/01 - 839

Reunión de productores de porcinos en Junín


La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) y la Federación Agraria Argentina (FAA) invitan a los productores de porcinos a la reunión que se realizará el viernes 19 de enero, a las 9, en la Sociedad Rural de Junín, para tratar los problemas que afectan a esa actividad.

 

Se analizará, particularmente, el grave riesgo sanitario para los criaderos argentinos y de posible quiebra económica de numerosos productores locales que significa la reciente autorización para importar carne porcina con hueso desde los Estados Unidos.

 

La producción de cerdos de los Estados Unidos es pasible de cuatro graves enfermedades que no afectan a los humanos, pero que se transmiten entre los animales de esa especie con grave daño económico para los criadores. Ellas son: Síndrome Respiratorio Reproductivo Porcino o PRRS, Gastroenteritis Transmisible, Estomatitis Vesicular y Circuvirus.

 

También puede ser portadora de Triquinosis, mal que sí afecta a los humanos y que también está presente en la Argentina. Pero mientras aquí se aplican análisis para su detección en los mataderos municipales, provinciales y nacionales, en Estados Unidos no se ejerce esa vigilancia.

 

En lo que hace al efecto económico sobre los productores, se tiene en cuenta que Estados Unidos proyecta axportar hacia la Argentina aproximadamente 30.000 toneladas anuales, a partir del tercer año de la iniciación de los embarques. La meta para el primer año apuntaría a colocar aquí alrededor de 10 millones de dólares, lo que equivale a la producción de unas 500 Pymes porcinas de 50 madres cada una. Si se considera que en la Argentina existen entre 2000 y 2500 criaderos, puede inferirse el profundo daño económico que desde el comienzo de aquella corriente comercial se derivará para la actividad.

 

La ausencia de políticas y la indefensión en que se encuentra el sector -tomado con frecuencia como moneda de cambio por las distintas administraciones- han llevado a niveles mínimos las existencias de cerdos en el país y a que las explotaciones trabajen con rentabilidades negativas que llevan primero a su endeudamiento y después a su desaparición.

 

Hoy, el 50 por ciento de la carne de cerdo que se consume es importado de Brasil, Chile y Dinamarca. Si Estados Unidos llega a ingresar con 10.000 toneladas, aquél porcentaje se elevaría al 60 por ciento y la consecuencia sería la desaparición de un nuevo e importante contingente de productores que apuntaron al crecimiento y la modernización y en vez de encontrar medidas que los estimulen se enfrentan con decisiones que los llevarán a la quiebra.

 

Buenos Aires, 12 de enero de 2001.


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