CARBAP recomienda regular la oferta ganadera

Los precios de la hacienda registraron en las últimas semanas una brutal caída que de mantenerse o agudizarse tornará inviable la producción ganadera. Aunque era previsible un retroceso de las cotizaciones tras el cierre en marzo de los principales mercados de exportación para nuestras carnes a raíz de la aftosa, nada permitía prever una contracción tan pronunciada, que ha deprimido los valores del novillo en más de un 24 por ciento a partir de ese mes.

Si bien la exportación constituye un segmento significativo de la demanda, su participación es de aproximadamente el 15 por ciento, lo que no justifica la baja mencionada. El factor que potencia esta dramática caída es la recesión económica que afecta al consumo y que se ha visto agravada por los últimos recortes salariales y previsionales que disminuyen el ya enflaquecido ingreso de los consumidores. También contribuyó la incertidumbre inicial que generó la aparición del bono Patacón y la demora del pago de los salarios a los empleados públicos de la provincia de Buenos Aires.

A esto se suma la necesidad de los productores de desprenderse de existencias para encarar la futura siembra debido a las restricciones que limitan el crédito o lo hacen inaccesible por sus altas tasas.

La acumulación de stocks de carnes en frigoríficos y supermercados juega como factor que potencia el descenso de los precios, por lo que frente a la indefensión del sector por ausencia de ayudas oficiales CARBAP convocó a una acción de autodefensa por parte de los propios productores para que suspendiesen las ventas a Liniers o cualquier otro destino de faena durante la semana comprendida entre el 17 y el 21 de septiembre.

Debido a las necesidades imperiosas de los productores, la respuesta fue parcial pero suficiente como para provocar una disminución de la oferta que repercutió en una leve recuperación de las cotizaciones.

CARBAP recomienda mantener en lo posible este proceso de autorregulación de la oferta hasta alcanzar valores rentables, ya que los actuales siguen siendo insostenibles para la reposición de inventarios y los productores afrontarán en breve plazo la quiebra de la actividad.

Las autoridades nacionales y provinciales deben prestar atención a esta situación porque de no hacerlo se acentuará un proceso de liquidación de animales que disminuirá sensiblemente la oferta de carnes al consumo, con el consiguiente aumento de sus precios, y privará al país de la posibilidad de realizar exportaciones por más de 600 millones de dólares anuales tan pronto como los principales mercados externos reabran sus puertas a nuestra producción.

En este sentido, deberían proveer de recursos financieros a los productores para evitar las ventas forzadas por sus necesidades de liquidez, disponer medidas impositivas de fomento y eliminar las autorizaciones para realizar importaciones de carnes que lo único que pueden lograr es agravar la situación del ganadero local ante un mercado sobreofertado.

Buenos Aires, Septiembre 19 de 2001.