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21/05/98 - 721

Recaudación fiscal: los culpables del fracaso


Las dificultades que encuentran las autoridades para alcanzar las metas de recaudación fiscal llevan a algunos funcionarios a repartir culpas entre distintos sectores de la comunidad, acusándolos de ser los mayores responsables de la evasión, en una actitud que la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) no puede menos que deplorar.

 

Primero fue el viceministro de Economía, Carlos Rodríguez, que responsabilizó del incumplimiento de la meta de recaudación a la clase media.

 

El enojo presidencial ante esa afirmación llevó a rápidas aclaraciones que terminaron con las del propio funcionario, que atribuyó a una mala interpretación lo que claramente había señalado.

 

Al quedar liberada la clase media, hubo que buscar otro responsable y así fue como en la edición del lunes último del diario Clarín un funcionario que recurrió al anonimato encontró a lo que podría definirse como el verdadero culpable: el sector agropecuario. De acuerdo con datos que aporta ese diario, posiblemente suministrados por el anónimo funcionario, el agro contribuye con el 25% del Producto Bruto Interno pero, evasión mediante, aporta el 10% de la recaudación.

 

Al respecto, cabe puntualizar que:

 

  1. La producción agropecuaria nacional, si bien ha crecido de manera harto notoria desde la desregulación de la economía, como lo demuestra el esfuerzo de venir superando récords de cosechas, está muy lejos todavía de representar el 25% del PBI. Su participación es del 7,43%.
  2. Si fuese tan grande la evasión del sector, no hubiesen desaparecido de la actividad más de 200.000 productores.
  3. Aún aceptando que pudiera existir aquella evasión, la desaparición de tantos hombres de campo estaría mostrando que ni eludiendo parte de las obligaciones impositivas se puede sobrevivir a una carga fiscal global que adquiere características confiscatorias.

 

Ante lo señalado, CARBAP recomienda a los funcionarios más prudencia en sus declaraciones, pues con ellas sólo crean confusiones en la población y generan antagonismos peligrosos a partir de falsedades.

 

En vez de buscar culpables entre los distintos estratos sociales y los factores de la economía que con su actividad mantienen genuinamente a millones de trabajadores, los funcionarios deberían exigir del Estado el emprolijamiento de sus cuentas y poner coto a un gasto público que, a pesar de numerosas promesas de contención, viene aumentando de manera insoportable para la sociedad. No menos importante seria que revisasen el sistema impositivo y sus cargas para que los tributos sean de sencilla liquidación y pagables por toda la comunidad.

 

Buenos Aires, Mayo 21 de 1998.


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